29.4.13

Práctica IV: Diario del trabajo de campo


En la práctica 4 trataremos de exponer nuestra experiencia en el desarrollo de la práctica 3, es decir, en la entrega y cumplimentación de los cuestionarios sobre uso de TIC.

La administración de los cuestionarios se llevó a cabo el día 29 de abril de 2013 en la cafetería de la facultad de psicología de la UCM. Decidimos que podría ser un buen lugar para que fueran realizados puesto que se trata de un espacio físico en el que poder establecer una interacción relativamente informal, aunque siempre sin abandonar el ámbito profesional que requiere la solicitud para cumplimentar unos cuestionarios en una investigación cuantitativa. Asimismo consideramos que dicho espacio presentaba ventajas con respecto a la empatía que podrían mostrar los sujetos, puesto que, esencialmente, estudian una carrera que es muy propicia e incentiva dicha actitud

Debemos manifestar que el desarrollo del trabajo de campo fue realizado, además de por mí mismo, por mi compañera Patricia Morrugares. Consideramos en una reflexión previa que sería interesante ir en pareja para resaltar nuestra condición de investigadores. También creímos que una segunda opinión sería de gran ayuda por si algún detalle no era observado por uno, que si fuera captado por el otro. 


Partíamos de la idea previa de que nos costaría bastante obtener respuestas satisfactorias a la cumplimentación, aunque como veremos más adelante esta idea se desmintió por completo.

Acudimos a la cafetería a las doce de la mañana, horario ciertamente propicio para que hubiera un número considerable de sujetos que acabaran de salir de clase, o se dispusieran a entrar. La elección de la hora se tuvo en cuenta porque éramos conscientes de que si acudíamos a partir de la una del mediodía corríamos el riesgo de que la mayoría de los sujetos se encontraran comiendo, y si se realizaba demasiado pronto, quizá no existiera una muestra demasiado numerosa.

En lo que respecta al “abordaje” de los sujetos, resaltar que nos introdujimos comentando que “estábamos realizando una investigación para clase, si por favor nos podían rellenar un cuestionario”. Es destacable el hecho de que omitimos intencionadamente explicitar que no éramos alumnos de esa facultad. Decidimos tomar esa decisión por el posible rechazo que puede aparecer cuando se manifiesta la condición de “sociólogo”, y especialmente por la saturación que existe en la realización de encuestas. Además existe una “rivalidad” entre sociólogos-psicólogos que consideramos no propiciaba la colaboración en el trabajo de campo.

Asimismo, les explicamos a los sujetos que el cuestionario era “totalmente anónimo”, que existía la posibilidad de que nos ofrecieran su e-mail “por si estaban interesados en recibir los resultados de la investigación”, y que si tenían “alguna pregunta no dudaran en consultarnos”. También les presentamos de forma muy general la temática, la cual versaba sobre “el uso de tecnologías”. Comentamos que el tiempo de duración sería de aproximadamente diez minutos. Les entregamos un bolígrafo y esperamos a una distancia prudente a que los rellenaran.

Comenzamos abordando a personas que estuvieran solas, aunque en seguida decidimos pasar a grupos más grandes por la buena aceptación que estábamos encontrando. El resultado final fue que de las diez personas que intentamos rellenaran el cuestionario, dos no quisieron (mejor dicho no pudieron puesto que no eran estudiantes de la UCM), y ocho aceptaron sin ninguna pega. En la cumplimentación de los cuestionarios ninguno de los sujetos nos hizo ninguna pregunta sobre aquellos.

Durante la cumplimentación pudimos observar como al estar en grupos o parejas los sujetos comentaban entre ellos o se entretenían con el móvil. No deja de resultar paradójico que en un cuestionario sobre TIC, y por tanto smartphones, los sujetos estén muy pendientes de su teléfono móvil. Es destacable que varios de los sujetos hicieran gestos bastante explícitos de aburrimiento/cansancio en las últimas páginas del cuestionario. Es de subrayar que uno de los sujetos en la pregunta número cuarenta y tres había marcado las opciones pero no las había jerarquizado. Por suerte repasamos el cuestionario cuando nos los entregó y le indicamos amablemente que terminara dicha pregunta valorando del 1-6.

En lo que respecta al tiempo de duración, calculamos una media de veintiún minutos. Si bien es cierto que la mayoría de los sujetos lo terminaron en menos de diecisiete minutos, una mujer tardó bastante más que los demás (aproximadamente 27 minutos), aumentando así el tiempo medio general.

La valoración global del trabajo de campo es positiva. La idea previa de que nos iba a resultar relativamente difícil la cumplimentación de los cuestionarios se desmontó por la gran predisposición que mostraron los sujetos. Achacamos esta propensión a que como pudimos observar más adelante la mayoría de las personas que rellenaron los cuestionarios eran bastante jóvenes y se encontraban en el primer o segundo curso del grado de psicología, por lo que la saturación de encuestas y técnicas similares no es todavía muy pronunciada. Además, es muy probable que el entorno informal que aporta una cafetería ayudara a la cumplimentación.

17.4.13

Análisis de datos secundarios sobre el "riesgo de pobreza" en España


Nos disponemos a la elaboración de la segunda práctica de la asignatura de Métodos y Técnicas de Investigación Social Cuantitativos. Trataremos en esta de realizar un análisis de datos secundarios relativos al “Riesgo de pobreza”. Comenzaremos por definir teóricamente el concepto de “Riesgo de pobreza”, es decir, nuestro objeto de estudio.

En el apartado sobre salarios, ingresos y cohesión social, concretamente en los puntos 2.7 y 2.12 de la publicación gratuita “Mujeres y hombres en España”, la cual podemos encontrar en el INE, aparece la definición que a nuestro juicio es más acertada. En esta se recoge la acotación de la Estrategia Europa 2020, donde se considera la población en riesgo de pobreza aquella que se encuentra en alguno de los criterios siguientes (en el caso de que se den dos o tres de las condiciones, los sujetos quedarán contabilizados una única vez):
  • Personas cuyos ingresos son inferiores al 60% de la renta mediana disponible equivalente (después de transferencias sociales).
  • La carencia material severa es la proporción de la población que vive en hogares que carecen al menos de cuatro conceptos de los nueve siguientes: no tener retrasos en el pago del alquiler, hipoteca, recibos relacionados con la vivienda o compras a plazos; mantener la vivienda con una temperatura adecuada en los meses fríos; hacer frente a gastos imprevistos; una comida de carne, pollo o pescado cada dos días; ir de vacaciones fuera de casa, al menos una semana al año; un coche; una lavadora; una televisión a color; un teléfono.
  • Personas de 0 a 59 años que viven en hogares en los que los adultos han trabajado menos del 20% de su potencial total de trabajo en el año anterior.
La tasa de riesgo de pobreza es la medida más sintética de cohesión social y representa aquellas personas  viven en hogares cuya renta total equivalente está por debajo del umbral de pobreza. El umbral de pobreza se fija en el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo de las personas.

Pasamos a continuación a la exposición de las tablas estadísticas que reflejan la búsqueda de datos secundarios sobre riesgo de pobreza. Es importante recalcar que en los datos secundarios utilizados no podemos constatar si se han aplicado o no las modificaciones que las transferencias sociales suponen en la tasa de riesgo de pobreza. En ese sentido, los resultados y el análisis tienen un sesgo que es necesario tener presente.


Tasa de riesgo de pobreza (%) por edad y sexo. España 2011.


Fuente: Encuesta de Condiciones de Vida 2011. INE.

Podemos observar como las mujeres tienen los porcentajes de la tasa de riesgo de pobreza más altos, ya sea en el total (22,4 % frente al 21,1% de hombres), como en las franjas de edad más vulnerables: de menos de 16 años es especialmente significativa la brecha de género puesto que el porcentaje de mujeres en este ámbito es de 28, mientras que en los hombres es de 25,4 %; asimismo las diferencias entre mujeres y hombre de 65 y más años se presentan como preocupantes, 21,8 % de mujeres y 19,5 % de hombres en la tasa de riesgo de pobreza.

Nos parece relevante el caso de los grupos de edad más avanzados de mujeres. Las diferencias sustanciales que reflejan los datos con respecto a los varones se pueden explicar por la existencia de mayor número de hogares unipersonales formados por mujeres. Las estadísticas demográficas reflejan en todos los países post-transicionales como las mujeres tienen mayor esperanza de vida que los hombres, por lo que es fácil suponer que en los años más avanzados de su vida, aquellas pasen un período más o menos largo de años viviendo en este tipo de hogares unipersonales. Este hecho supone que, unido a la aparición de enfermedades, la tasa de riesgo de pobreza sea relativamente influyente en este colectivo.

El único grupo de edad en el que los hombres sufren una tasa de riesgo de pobreza mayor que las mujeres es el comprendido entre los 45 y 64 años. Esta franja de edad es especialmente problemática para los varones puesto que este sector poblacional ha venido teniendo grandes problemas de re-inserción en el mercado laboral tras un despedido con estas edades, especialmente tras las dos últimas Reformas Laborales. Si a eso añadimos otras variables como el estado civil de divorciado/soltero y los niveles educativos mínimos (preescolar, primaria y secundaria), nos encontramos con una mezcla que sin lugar a dudas puede llevar a una cronificación del riesgo de pobreza para este grupo.

Para concluir, nos parece interesante, aunque sea someramente, ver la incidencia de este indicador en el tiempo. En todos los grupos de edad (exceptuando los de 65 y más) ha aumentado este indicador, siendo especialmente problemático entre los menores de 30 años.

Tasa de riesgo de pobreza (%) por edad y sexo. España 2009 y 2011


Fuente: Encuesta de Condiciones de Vida 2011. INE.

La tasa de riesgo de pobreza nos muestra con gran fidelidad la cohesión social. En la tasa de riesgo la precarización del empleo, la polarización en los ingresos (y por tanto, social), la ineficiencia o ausencia de políticas públicas de creación de empleo e inclusión social, etc., están perfectamente reflejados. Por ello, observando la evolución al comienzo y en el período maduro de la crisis podemos observar como la modificación en estas cuestiones afectan sobremanera en el riesgo de pobreza de la población.  

8.4.13

Práctica III: Artículo Cualitativo


Abordaremos en la presente entrada de nuestro blog una investigación exploratoria de carácter cualitativo. El estudio lleva por título “El respeto a la diversidad sexual entre jóvenes y adolescentes. Una aproximación cualitativa”. Fue llevado a cabo a petición del INJUVE por el equipo de investigación CIMOP S.A., dirigido por Fernando Conde e integrado por Pablo Santoro y Concha Gabriel, moderadores estos últimos de los grupos de discusión y redactores del  informe.
OBJETO DE ESTUDIO

La investigación está motivada por la existencia en la sociedad española de gran cantidad de prejuicios y estereotipos acerca de los colectivos de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales. De modo que el objeto de estudio lo componen el “complejo de posiciones, discursos, opiniones, prejuicios, estereotipos, etc. que los jóvenes españoles sostienen en torno a la cuestión más general de la diversidad sexual, a las diferentes orientaciones sexuales e identidades de género y a las demostraciones de afectividad no heterosexual”.

HIPÓTESIS

Existen bastantes estudios que inciden en estas consideraciones, especialmente las experiencias de la FELGTB, "Adolescencia y sexualidades minoritarias: voces desde la exclusión” o “Informe Jóvenes LGTB”. Además, como telón de fondo está la “homofobia” en la sociedad patriarcal y androcéntrica en la que vivimos. Se parte de la consideración de que la homofobia es especialmente preocupante en una institución socializante como el colegio-instituto. Aunque también son conscientes los autores de que se ha avanzado bastante en las últimas décadas, todavía queda mucho camino por recorrer.

OBJETIVOS 

En concreto, esta investigación cualitativa tiene dos objetivos:

  1. El primero es suministrar información para la posterior elaboración de una encuesta que analice las opiniones y actitudes de los jóvenes españoles sobre las distintas “sexualidades”.
  2. En segundo lugar se pretende estudiar las actitudes y opiniones de los jóvenes no heterosexuales.
 Algunos de los objetivos específicos más relevantes son analizar el sistema de discursos y su construcción y las representaciones sociales acerca de la sexualidad de los colectivos LGTB.


PRÁCTICAS DE RECOGIDA DE INFORMACIÓN

Para abordar dichos objetivos se utilizó la práctica del grupo de discusión, la cual permite observar y analizar la construcción y la circulación de los discursos en una situación ficticia y sintética de grupo social heterogéneo y homogéneo a la vez. En el estudio se diseñaron 4 grupos de discusión con jóvenes en edad escolar entre 15  y 18 años. Se tuvo además en cuenta la variable del tipo de colegio (público, concertados y privados-religiosos), algo que según los autores del estudio expresa la clase social de pertenencia de los alumnos, y en cierto grado las representaciones sociales acerca del sexo. Concretamente los grupos de discusión fueron los siguientes:
  • Grupo de discusión nº 1. Chicos de 15-16 años. Alumnos del sistema público. Zonas del sur de Madrid con fuerte presencia de las clases trabajadoras.
  • Grupo de discusión nº 2. Chicas de 17-18 años. Clases medias y medias altas. Alumnas del sistema privado, con presencia de colegios religiosos. Barcelona.
  • Grupo de discusión nº 3. Chicos de 17-18 años. Clases medias y medias altas. Alumnos del sistema concertado y privado, con presencia de colegios religiosos. Sevilla.
  • Grupo de discusión nº 4. Chicas de 15-16 años. Alumnas del sistema público y concertado. Medina del Campo (Valladolid).

 Nos parece adecuada la separación por sexo que se llevó a cabo en la composición de los grupos de discusión puesto que en los adolescentes la libertad para hablar en relación a los colectivos de LGTB y sus sexualidades están más propiciadas si se encuentran entre personas del mismo sexo. Esta separación responde además a que existen diferencias relativas al género en las representaciones sexuales acerca de estos temas. En cualquier caso nos parecería interesante, aunque probablemente fuera un fracaso, la incorporación de un grupo mixto, simplemente para observar y experimentar como circulan, y si lo hacen los discursos, ya que incluso los silencios nos aportarían información. Quizá una crítica sería que 4 grupos de discusión puedan llegar a ser insuficientes por no saturar la información, aunque esta decisión se pueda explicar por el carácter exploratorio de la investigación.
Adicionalmente se realizaron dos entrevistas a expertos (profesores de instituto involucrados en temáticas de tolerancia sexual), que resultaron altamente útiles.


UNIDADES DE ANÁLISIS
Las unidades de análisis de la investigación que nos ocupa fueron, como ya hemos dicho, jóvenes en edad escolar de entre 15 y 18 años (se descartó la inclusión de adolescentes de 19 años por la “contaminación” que puede suponer la incorporación a la universidad).


DIMENSIÓN TEMPORAL/GEOGRÁFICA

La investigación se llevó a cabo entre octubre y noviembre de 2009 en Madrid, Sevilla, Barcelona y Medina del Campo (Valladolid).


CONCLUSIONES

Algunas de las conclusiones a las que se llegaron fueron las que ya se habían planteado en el estudio cuantitativo Jóvenes LGTB. Sin embargo se trató de ver la “otra cara de la moneda”, esto es, “las percepciones y actitudes de jóvenes “en general” – es decir, el modo en el que hoy se percibe y valora a jóvenes homosexuales, bisexuales y transexuales desde el discurso heterosexual normativo”. Se concluye que la homofobia persiste, pero que se han abierto brechas en la posición hegemónica, especialmente en la teoría, y en menor medida en las prácticas sexuales no heterosexuales. Se observa además la influencia del núcleo urbano e ideología progresista (frente a lo rural y tradicional) como factores de apertura. Sin embargo se apunta que aún hoy persiste en la institución escolar la hostilidad frente a los jóvenes LGTB, cuestiones que se deben ir solucionando con diálogo (familiar y escolar) y visibilización.


1.4.13

Práctica II: Artículo Cuantitativo

Nos disponemos a la redacción de los puntos clave de un artículo de carácter cuantitativo. En concreto se trata del texto "Consumo político y Cosmopolitismo. Un estudio de participación política postconvencional en España", publicado en el número 135 de la revista REIS por Ramón Llopis-Goig*


OBJETO DE ESTUDIO
Esta investigación tiene por objeto el estudio del CONSUMO POLÍTICO. Este es una modalidad de participación política que ha visto aumentada su importancia en los últimos años, de ahí el interés científico-sociológico de su estudio. Su génesis está en los estudios de participación política no-convencional, en los años 60 del siglo pasado. Esta categorización de "no-convencional" con la que surgió el consumo político en sus orígenes, como participación alternativa a los cauces institucionalizados tradicional, está, en la actualidad, superada. De ahí que ya desde el título del artículo se nos plantee el estudio como participación política "postconvencional". 

El Consumo Político se puede definir como el acto de seleccionar o excluir productos y productores a partir de criterios de carácter ético, político o medioambiental. Proporciona a los ciudadanos un modo de comprometerse con los asuntos públicos que se sitúa en una dimensión distinta a la ocupada por comportamientos políticos y cívicos convencionales (Bennet y Entman, 2000; Shah et al., 2007: 17). Se caracteriza por su convicción en la eficacia de la acción cotidiana como medio de alcanzar logros políticos, así como su apuesta por el mercado como espacio a través del cual influir en asuntos públicos.

Algunos autores lo sitúan en tipologías de participación política, entre los que están el voto, los contactos políticos, o la actividad de protesta. En este esquema, las huelgas o manifestaciones se sitúa en formas de expresión y participación política extra-representativos, al igual que el boicot o la compra de productos de consumo por razones éticas, políticas o medioambientales. Son estas últimas las actividades a las que se denomina consumo político.

El consumo político se caracteriza además por el anonimato, en mecanismos de salida de flujos hacia el sistema político. Estos flujos tienen su manifestación en actividades de consumo político de dos tipos: “positivo”, es decir, compra de productos por razones éticas, políticas o medioambientales (buycott); y “negativo” que serían las acciones que tratan de influir directamente en las empresas productoras mediante el rechazo de la compra de productos por esos mismos criterios (boycott)
Como ejemplifica el autor, la historia reciente está infestada de boicots a diferentes productos como los de Nestlé o Disney. Por su parte, el buycott empezó a desarrollarse en los años 90 del siglo pasado por el aumento de la conciencia ecológica y de las condiciones de producción de los productos, especialmente los provenientes del "Tercer Mundo". 

Desde la literatura sociológica se ha planteado que en este tipo de acciones las variables edad (más jóvenes) (Stolle, Hooghe y Micheletti, 2005; Fraile, Ferrer y Martín, 2007) y nivel educativo (mayor) (Caínzos, 2006), son determinantes para que aumenten. No tanto así el género (Ferrer, Medina y Torcal, 2006). Se plantea el autor si el cosmpolitismo también es una variable decisiva en el fenómeno del consumo político. 

Para ello vamos a indicar primero que es lo que se entiende por cosmpolitismo: es una disposición cognitiva que implica una apertura hacia personas, lugares, objetos y experiencias de otras culturas (Tomlinson, 1999:234; Beck, 2006) así como la búsqueda de los contrastes entre sociedad más que un deseo de superioridad. Sin embargo, el estudio empírico del cosmopolitismo se ha hecho focalizado en sectores económicamente solventes, con niveles educativos altos y con gran capacidad de movilidad geográfica. Además se ha operacionalizado con variables socio-demográficas, como de tipo actitudinal o cognitivo. Y aquí entran los objetivos del estudio.

OBJETIVOS
La presente investigación se sitúa en este campo de estudio, pero prestando atención a: en primer lugar la posible relación entre cosmpolitismo (tomado no como variable dependiente, sino independiente) y una determinada forma de participación política como el consumo político; en segundo lugar, estudiar el cosmpolitismo en la sociedad, puesto que hay estudios que muestran que existe en clases bajas y grupos sin perfil intelectual; por último trata de ver como el cosmpolitismo cristaliza en la vida cotidiana (tanto en actitudes, prácticas e identificaciones de los individuos).

HIPÓTESIS
Como ya sabemos, las hipótesis se sitúan en un nivel de abstracción menor que las teorías, y por ello son empíricamente “controlables”. La apertura cultural que caracteriza el cosmopolitismo podría actuar como marco de sensibilización hacia los criterios éticos, políticos o medioambientales en cuya primacía se apoyan las decisiones que dan lugar a las acciones de consumo político. La hipótesis se basa principalmente (aunque no es el único) en el planteamiento de Ulf Hannerz (1996:103) cuando señala la importancia de la apertura cultural del cosmopolitismo en el surgimiento de nuevas formas de participación o conocimiento.

Tal y como expresa el autor del artículo "la hipótesis tiene interés científico porque aún cuando hay algunas reflexiones teóricas que señalan la existencia de una dimensión global en el espacio social del consumo, no se dispone de ninguna evidencia empírica al respecto más allá de algunos trabajos de casos como el comercio justo o en las potencialidades democráticas del consumo político a escala global". Por ello es pertinente operacionalizar las variables para estudiar empíricamente estos fenómenos. Explicar el marco teórico en el que se enmarca y del que bebe la investigación sería muy extenso, así que lo dejaremos al libre interés de cada cual.

HERRAMIENTAS DE RECOGIDA DE INFORMACIÓN
La investigación en la que se ha basado el artículo fue la encuesta del CIS 2606 sobre “Globalización y relaciones internacionales”. Los puntos de muestreo fueron 167 municipios y 46 provincias.

DIMENSIÓN TEMPORAL/GEOGRÁFICA DEL ESTUDIO
De ámbito nacional, se llevó a cabo entre los días 21 y 29 de mayo de 2005.

UNIDADES DE ANÁLISIS
El universo de dicho estudio fue la población española de ambos sexos, de 18 y más años. El tamaño de la muestra fue de 2480 entrevistas. Las unidades primarias de muestreo fueron los municipios, las secundarias las secciones y las últimas los individuos por edad y sexo. Cabe decir que esta encuesta no estaba diseñada para el estudio que nos ocupa, por lo que vamos a recoger varias puntualizaciones acerca de las variables utilizadas y su  operacionalización.

OPERACIONALIZACIÓN DE LAS VARIABLES
La variable dependiente es el consumo político. La operacionalización se realizó teniendo en cuenta el consumo político “positivo” y “negativo”. Además, se decidió establecer la frecuencia de consumo político en tres niveles, y no en cuatro como se hizo en el CIS.

La variable independiente, denominada “las dimensiones del cosmopolitismo”, se operacionalizó teniendo en cuenta reflexiones llevadas a cabo por algunos autores como Szerszynski y Urry (2002: 470), Noya (2005), Skrbis y Woodward (2007: 732) y Bilbeny (2007). Entre ellas se encontraba el conocimiento de lenguas extranjeras, la movilidad geográfica, la vinculación a organizaciones de ayuda internacional, etc.

Para observar si existen diferencias sustantivas en las variables empíricas del cosmopolitismo, respecto a los que llevan a cabo comportamientos de consumo político, y los que no los desarrollan se utilizó un análisis de varianza unidireccional, y posteriormente un análisis de regresión (TABLA 1 de la presentación).

El análisis mostró como existían dos únicas dimensiones que explicaban el 41,5 % de la varianza procedente de las 14 variables iniciales. El primer factor, responsable de un 30,4 % de la varianza se corresponde con el uso de nuevas tecnologías, comunicación con personas de otros países, uso de lenguas extranjeras y realización de viajes fuera de España, entre otros.

Esta dimensión podría ser denominada Cosmopolitismo simbólico-experiencial y aunaría la capacidad de comunicación inter-cultural y el uso efectivo de dichas capacidades en contextos de interacción internacional.
La otra dimensión que aglutina el 11,1 % de la varianza está compuesta por la saturación de aquellos ítems que recogen el interés del entrevistado por las noticias que ocurren en otros países, su identificación supra-nacional y la afección por acontecimientos que se producen en otros lugares del mundo. Se le ha denominado cosmopolitismo identitario-cultural y estaría compuesto por una especie de orientación cognitiva global.

CONCLUSIONES Y RESULTADOS
La simple observación de la tabla 2 de la presentación parece confirmar la hipótesis que se planteaba: aquellos que han comprado o boicoteado productos de consumo por razones éticas, políticas o medioambientales muestran puntuaciones más elevadas en las dos dimensiones del cosmopolitismo que aquellos que no lo han hecho. Para comprobar si estas diferencias eran estadísticamente significativas se procedió a un análisis ANOVA, que mostró, como podemos ver en la tabla 3, que las medias de ambas formas de cosmopolitismo eran relevantes y que variaban altamente entre aquellos que habían realizado alguna actividad de consumo político.

La aplicación del test de Tukey mostró como existen diferencias significativas en el cosmopolitismo simbólico-experiencial entre aquellos que no han llevado a cabo acciones de consumo político pero piensan hacerlo en un futuro y los que nunca lo han realizado y no piensan hacerlo. En la dimensión del cosmopolitismo identitario-cultural, en cambio, no se dan estas diferencias, lo que se interpreta como una asociación más fuerte entre el consumo político y el simbólico-experiencial.

Para descartar el problema de las relaciones espurias, es decir, que la relación entre dos variables se dé por una causa común entre ambas (y no que la una cause a la otra), se realizó un análisis estadístico de regresión. El problema fue que la variable dependiente era ordinal, y entre las variables independientes muchas eran ordinales y nominales, por lo que se recurrió a la técnica de la regresión categórica, para lo que se seleccionaron. Así se introdujeron como variables independientes la edad, el nivel de estudios, el tamaño del hábitat, la situación laboral, el sexo (puesto que se tiene evidencia empírica de que influyen en el consumo político) y las dos dimensiones del cosmopolitismo.

Esto demostró que la relación entre consumo político y cosmopolitismo no es espuria y se mantiene cuando se controla el efecto de las principales variables socio-demográficas.

Las conclusiones obtenidas en el análisis confirman la hipótesis de partida: “aquellos que han comprado o boicoteado productos de consumo por razones éticas, políticas o medioambientales muestran puntuaciones más elevadas en las dos dimensiones del cosmopolitismo que aquellos que no lo han hecho”. Es, por tanto, determinante el desarrollo de alguna actividad de consumo político en las dos dimensiones del cosmopolitismo. Además, su importancia está aumentando con los procesos de la globalización.

Asimismo, aunque la hipótesis de partida haya quedado verificada, al tratarse de un estudio exploratorio, las técnicas estadísticas no permiten realizar inferencias de tipo causal, por lo que simplemente se puede afirmar que la población española que ha comprado o boicoteado productos de consumo, está caracterizado entre otros elementos, por el cosmopolitismo, de modo paralelo, e inter-relacionado con los procesos de globalización. 
Son necesarios estudios más complejos y exhaustivos (tanto de carácter cuantitativo como cualitativo) que ahonden y analicen a fondo el cosmopolitismo tanto en el consumo político como en otras formas de participación política. 


Se muestra a continuación la presentación gráfica de la exposición del artículo que hemos resumido.







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